
A veces, alimentar a los niños pequeños puede parecer una batalla. ¿Te imaginas poder estar tranquila sabiendo que tus hijos reciben la nutrición que necesitan sin estresarte?
La clave está en comprender la división de responsabilidades en la alimentación.
Como madre, tu papel es ofrecer comidas y refrigerios nutritivos en horarios regulares. El papel de tus hijos es decidir si comer y cuánto comer. Este enfoque ayuda a crear una experiencia positiva a la hora de comer y fomenta hábitos saludables con el tiempo.
La mayoría de los niños pasan por una etapa de alimentación exigente, generalmente a partir del primer año o los 2 años. En esta etapa, empiezan a expresar sus preferencias con la comida. Un día pueden adorar las zanahorias y al siguiente rechazarlas por completo. ¡Esto es completamente normal!
No obligues a tus hijos a comer ni insistas en que terminen todo el plato. Presionarlos puede generar conflictos y una relación negativa con la comida. En lugar de eso, anímalos a que escuchen su cuerpo. Si aún tienen hambre, pedirán más; si están satisfechos, aprenderán a detenerse. Mantén un ambiente estructurado a la hora de comer al hacer que toda la familia se siente junta a la mesa, incluso si tu hijo no quiere comer.
Es más probable que los niños prueben alimentos nuevos cuando participan en su preparación. Pídeles ayuda para cocinar, poner la mesa o recoger los platos. En el supermercado, deja que elijan frutas y verduras coloridas. Estas pequeñas acciones les hacen sentir que forman parte del momento y generan entusiasmo por la comida. En el caso de los niños más grandes, aprender a cocinar puede traer beneficios a largo plazo. Las investigaciones muestran que los adolescentes que desarrollan habilidades culinarias tienden a consumir más frutas y verduras en la adultez.
Anima a tus hijos a explorar los alimentos. Comenta sobre sus colores, formas, olores, sabores y texturas. Actividades divertidas como proponer pruebas de distintos sabores pueden hacer que sumar alimentos nuevos no sea tan desafiante. Por ejemplo, pueden comparar qué manzana es más dulce o qué galleta es más crujiente. Cuando la comida es divertida, los niños se muestran más abiertos a probarla.
Sirve comidas y refrigerios a horas regulares durante el día, con una combinación de opciones nutritivas y sabrosas. Incluso si tu hijo no come mucho en una comida, tendrá muchas oportunidades para obtener los nutrientes que necesita. La exposición repetida a alimentos nuevos ayuda a que los niños se sientan más cómodos con ellos. La clave es tener paciencia: tu hijo puede necesitar ver un alimento nuevo 15 veces o más antes de estar dispuesto a probarlo.
Los niños tienen más probabilidades de probar alimentos nuevos cuando los momentos de las comidas son agradables y relajados. Apaga el televisor y guarda los dispositivos electrónicos para que tus hijos puedan concentrarse en comer y disfrutar del tiempo en familia. Un ambiente relajado hace que la exploración de los alimentos sea una experiencia segura y positiva.
Haz las comidas más llamativas con pequeños toques creativos. Corta los sándwiches en formas divertidas, haz caras graciosas con los alimentos o sirve frutas y verduras coloridas. A los niños mayores podría gustarles la idea de comidas inesperadas, como comer platos típicos de desayuno en la cena o experimentar con salsas y aderezos. Los batidos con frutas y verduras coloridas también son una opción excelente.
Ofrecer el postre como premio puede hacer que los niños lo vean como la mejor parte de la comida. En su lugar, incluye postres ocasionalmente como parte de una alimentación equilibrada. También puedes hacerlos más saludables incorporando frutas, yogur o cereales integrales.
Los hábitos alimenticios de tus hijos probablemente no cambiarán de la noche a la mañana, pero con paciencia y constancia, podrán construir una relación positiva con la comida. Recuerda que tu papel es ofrecer una variedad de opciones nutritivas. Confía en que tus hijos decidirán cuánto comer. Con el tiempo, esta división de responsabilidades les ayudará a tomar decisiones saludables para toda la vida.
LeBlanc J, Ward S, LeBlanc CP. The Association Between Adolescents’ Food Literacy, Vegetable and Fruit Consumption, and Other Eating Behaviors. Health Educ Behav. 2022 Aug;49(4):603-612. doi: 10.1177/10901981221086943. Epub 2022 Apr 2. PMID: 35373626; PMCID: PMC9350450.
https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC9350450/
Mayo Clinic Health System. Raising healthy eaters: Should kids clean their plate?
https://www.mayoclinichealthsystem.org/hometown-health/speaking-of-health/raising-healthy-eaters-should-kids-clean-their-plate
Continúa amamantando según te lo pida, entre unas 4 y 6 veces en 24 horas.
Los bebés pueden atravesar un período de crecimiento repentino alrededor de los 6 meses de edad y es posible que se alimenten más a menudo.
Ofrécele leche materna en un vaso.
Utiliza la leche materna o fórmula para preparar de 2 a 4 cucharadas de cereal infantil fortificado con hierro. Ofrécesela dos veces al día.
2-4 cucharadas de pequeños trozos de pan seco, galletas para bebés y cereales. Ofréceselas dos veces al día.
4-8 cucharadas al día.
Vegetales cocidos, en puré, machacados.
4-8 cucharadas al día.
Frutas cocidas, en puré, machacadas. Puré de manzana, puré de melocotón o banana pisada.
2-4 cucharadas al día.
Carnes, aves, huevos, pescados o legumbres sin condimentar, colados, machacados o en puré.
Se puede añadir yogur de leche entera suave.
Para diluir la mantequilla de cacahuate, utiliza cereales para bebés o yogur de leche entera.
4-8 cucharadas al día.
Cereales infantiles aprobados por WIC.
Tostadas secas, galletas saladas, pan, bagels, panecillos o panquecitos sin agregados.
Arroz y fideos cocidos.
3-4 cucharadas al día.
Vegetales cocidos en trozos del tamaño de un bocado.
3-4 cucharadas al día.
Frutas frescas, peladas y en porciones del tamaño de un bocado.
2-4 cucharadas al día.
Carnes, aves de corral, pescado o huevos finamente molidos, picados o en dados, o puré de habas cocidas.
Mantequilla de cacahuate diluida y sin grumos.
Dale los sólidos con una cuchara. Nunca pongas cereales en un biberón.
Continúa amamantando a libre demanda, al menos 4 veces en 24 horas.
Si tu bebé parece menos interesado en ser amamantado después de que empezó a comer sólidos, intenta amamantarlo antes de ofrecerle los sólidos.
Ofrécele leche materna en un vaso.
24-32 onzas al día.
Ofrécele fórmula en un vaso.
4-8 cucharadas al día.
Cereales infantiles enriquecidos con hierro.
Arroz o pasta solos.
Galletas saladas, pequeños trozos de pan o tortillas blandas.
8-12 cucharadas al día.
Vegetales cocidos, hechos puré con un tenedor.
Alrededor de las 2 a 3 semanas, las 6 semanas, los 3 meses y los 6 meses de edad, los bebés pueden atravesar un período de crecimiento repentino en el que se alimentarán con más frecuencia.
A medida que crecen, los bebés pueden retener más leche, por lo que las tomas pueden ser más espaciadas y durar menos tiempo.
Para evitar que se ahogue, sujeta siempre al bebé cuando lo alimentas. Nunca dejes el biberón apoyado contra algo para sostenerlo mientras lo alimentas.
Empieza a ofrecerle leche entera cuando tu bebé tenga un año.
Para evitar que se ahogue, sujeta siempre al bebé cuando lo alimentas. Nunca dejes el biberón apoyado contra algo para sostenerlo mientras lo alimentas.
Prueba de a un alimento nuevo a la vez. Espera 5 días antes de probar otro alimento nuevo para controlar las alergias. Las alergias alimentarias pueden incluir sibilancias, sarpullidos o diarrea.
Incorpora la mantequilla de cacahuate alrededor de los 6 meses. Unta una pequeña y fina capa de mantequilla de cacahuate o de frutos secos en una galleta. Vigila a tu bebé para ver si tiene alguna reacción durante las dos horas siguientes.
Los bebés menores de un año NO deben consumir miel ni alimentos que puedan provocar asfixia, como los frutos secos o las uvas enteras.
Antes de que le salgan los dientes, límpiale las encías con un paño suave y limpio después de cada comida, especialmente antes de acostarse.
Amamanta a tu bebé según te lo pida, al menos entre 7 y 9 veces en 24 horas.
Cuando a tu bebé le empiezan a salir los dientes, es posible que quiera alimentarse más a menudo.
25-45 onzas en 24 horas.
Tu bebé necesita entre una 4 y 6 onzas de fórmula fortificada con hierro cada 3 a 4 horas.
Es posible que tu bebé empiece a alimentarse con un horario fijo. En lugar de centrarse en cantidades fijas, deja que tu bebé te diga cuándo es suficiente.
Los recién nacidos tienen una pancita diminuta y necesitan alimentarse a menudo. Durante las primeras semanas, es posible que tengas que despertar a tu bebé para alimentarlo si duerme más de 4 horas.
Muchos bebés se ponen nerviosos durante los períodos de crecimiento repentino y quieren que los amamanten durante más tiempo y con más frecuencia. A esto se le llama “tomas muy seguidas”. Es la forma que tiene tu bebé de ayudarte a aumentar tu producción de leche para que puedas satisfacer sus necesidades. Recuerda que, cuanto más amamantas a tu bebé, más leche produce tu cuerpo.
Los períodos de crecimiento repentino pueden ocurrir en cualquier momento, y cada bebé es diferente.
Suelen ocurrir a estas edades:
2 a 3 Semanas
6 Semanas
3 Meses
6 Meses
Amamanta de 8 a 12 veces en 24 horas para ayudar a tu recién nacido a mantenerse sano.
Amamanta a libre demanda y cuando tu recién nacido muestre señales de hambre, como succionarse las manos o chasquear los labios.
En los primeros días, los recién nacidos necesitan de 2 a 3 onzas de fórmula infantil fortificada con hierro cada 3 o 4 horas.
Al final del primer mes, el recién nacido necesita unas 4 onzas cada 4 horas.
Aliméntalo a libre demanda y cuando el recién nacido muestre signos de hambre.